El tercer día y último que iba a amanecer en Hong Kong me sirvió principalmente para conocer la isla de Hong Kong. Desayuné en el hotel, hice las maletas, el check out, y me fui camino al ferry. El viaje era de apenas 10 minutos y tan sólo valía unos 25 céntimos al cambio. Así pues llegué al embarcadero de la isla sin saber a dónde ir ni qué visitar. Seguí a la gente, que había mucha mucha, y me vi dentro de unos pasillos infinitos que te pasaban por otros tantos centros comerciales. Cada cierto tiempo había cristaleras desde las que se veía la calle debajo, con infinidad de gente andanda para allá y para acá. El ambiente era muy distinto a Kowloon; había más gente tipo ejecutivo, menos atisbos de mundo oriental y más rascacielos tipo Nueva York. De hecho, cuando yo me imagino Nueva York, me la imagino igual que lo que yo ví allí.

Calles de la isla de Hong Kong

Calles de la isla de Hong Kong

Hasta las 5 de la tarde estuve recorriendo las calles más importantes de tiendas, pasando además por calles estrechas y con tremendas cuestas dónde se exhibia lo mejorcito de Hong Kong: mercados super cutres con chinos super agresivos en lo que la venta se refiere y pescado crudo a la intemperie.

Pescado crudo en la calle

Pescado crudo en la calle

Otra vez hice una intentona de traer algunos detalles de Hong Kong, y otra vez fracasé. Las tiendas en su gran mayoría son de artículos de marca, tanto en ropa, como en electrónica, como en relojes o joyería. Por esta razón, aunque regateando se puede obtener un buen precio por un producto de calidad, no era cuestión traer Rolex, bolsos de Louis Vuitton y Iphone a todo el mundo. Como además no encontré tampoco allí ni una tienda de shouvenirs de los de toda la vida, no hay regalos para nadie :).

Cuando me harté de dar vueltas por la isla de Hong Kong, decidí volver a Kowloon, ya que recordé que había un bar llamado: «The Hair of the Dog» tipo irlandés cerca de mi hotel. Entré, y casualidades de la vida estaban dando en la tele el partido del Atlhetic de Bilbao contra el Espanyol. Vi una oferta en la mesa (ver foto), que ¡te daban 2 por 1 si te pedias San Miguel! Aún no siendo mi cerveza favorita, pensé en aprovechar la oferta y eso me pedí. Mi sorpresa fue que la cerveza resultó ser filipina :o. En cualquier caso era pilsen y estaba rica :). Pues en el bar eché el rato viendo el partido, y pronto se hicieron las 7 de la tarde, hora de ir al hotel a recoger las maletas y pensar en coger el bus hacia el aeropuerto.

Cerveza "San Miguel" - Philipinas

Cerveza "San Miguel" - Philipinas

El viaje de vuelta fue pesadíiiiiiiiiisimo, 27 horas desde que cogí el primer bus allí cerca del hotel, hasta que llegué a mi casa. Como en la ida pero al revés, Hong Kong – Paris, Paris – Madrid, Madrid – Alicante, Alicante – Mi Casa. El vuelo de Hong Kong a Paris es el más pesado, 12 horas. En el mismo pude ver tres películas, dormir, cenar, desayunar, leer, aburrirme, desesperarme… De lo demás, destacar que conocí a un chino en Paris que estaba aprendiendo español. Trabajaba en una empresa fabricante de equipos médicos, con sucursal en México, lugar a dónde se dirigía. Estuve un par de horas charlando con él y me enseñó varios aspectos del idioma chino muy interesantes; tipos de pronunciaciones, simbología, comparación entre japones y chino y alguna cosa más. Pero sin duda, lo que más me sorprendió fue lo convencido que estaba de que China muy pronto iba a desbancar a Estados Unidos como potencia económica mundial debido a que ellos mantenian los precios bajos y estaban aumentando las calidades en sus productos. Me repitió una y mil veces que las empresas de su país son muy competitivas. No me pude resistir a la pregunta de: ¿Cuántas horas es normal trabajar para tí? Me comentó que no conciben un máximo de horas al día, que 8 es el mínimo, y que perfectamente pueden trabajar 15 o 16 horas al día. Y digo yo: Con razón son competitivos… a fuerza de tener mentalidad de esclavos.

Y eso es todo, una experiencia en Hong Kong muy satisfactoria aún viajando sólo. He echado de menos poder salir en las fotos, y sobre todo poder hablar con alguien. Debido a esto último, a ratos iba por la calle hablando sólo en castellano, por eso de no volverme loco y tal… En cualquier caso, genial. Recomiendo a todo el mundo, que si tiene la oportunidad, haga turismo por aquella zona ya que para mí, ha sido un mundo nuevo.

Como extra, dejo un vídeo de las Avenida de las Estrellas en el que de fondo se escucha una música del mítico Elvis gracias a una radio vieja de un loco…