He tenido un par de meses de preparación para lo que iba a ser mi primera marcha de mountain bike después del parón de verano. En este tiempo durante la semana salía un par de veces al relojero (viejo conocido), y ya en el último hice algunas salidas más largas, de más de 3 horas de duración y unos 1000 metro de desnivel acumulado.
Todo se empezó a torcer cuando el sábado anterior y tras hacer una ruta un poco exigente tuve presuntamente una rotura fibrilar. Por tanto decidí descansar toda la semana y ver cómo llegaba la pierna a la marcha. Afortunadamente este contratiempo se quedó en nada cuando salió un plan que no pude rechazar. Todo el fin de semana de casa rural en Mazarrón de preparación para la carrera. El menú durante el fin de semana fue barbacoa, pizzas, paella, bizcocho y cerveza, mucha cerveza. Nada podía salir mal.
Sin embargo se complicó un poco la noche de antes… hicimos excursión por la playa, se hizo un poco tarde y el estómago delicado. A las 5:30 de la mañana me desperté y no pude ya volver a dormir. Afortunadamente, antes de la carrera pude tomar un vaso de leche con cola cao, bizcocho casero muy rico y un plátano que debía prevenirme los calambres.
Tras el desayuno, Nico, Joserra y yo nos pusimos en marcha para la carrera. Y de nuevo otro pequeño inconveniente; llegamos tarde a recoger los dorsales. Pero no hay mal que por bien no venga; tuvimos que correr por el puerto de Mazarrón unos minutos para intentar evitar que salieran sin nosotros. El calentamiento vino bien, pero aún así nos tuvimos que incorporar al pelotón sin pasar la pancarta de salida. ¿Habría problema con el chip? No importaba, por suerte llevaba un Garmin que tengo desde hace poco que me indicaría la marca.
Los primeros kilómetros en el pelotón los hice con buenas sensaciones pero con las pulsaciones demasiado altas. ¿La cerveza del fin de semana? ¿El poco descanso de la noche anterior? ¿La semana sin actividad? Daba igual, ¡íbamos a tope!
No pasaron dos kilómetros cuando los «pro» empezaron a tener averías mecánicas, roturas de cadena, pinchazos… íbamos descartando corredores con la ilusión de no quedar últimos cuando todo se vino abajo. En el kilómetro 5 o 6, Nico pinchaba y nos quedábamos al final del pelotón.
Tras arreglar el pinchazo seguimos con ilusión y ya con más calma pensando en lo que nos esperaba.
Tras unos 3 o 4 kilómetros sin ver a nadie ni por detrás ni por delante un nuevo pinchazo de Nico. El cambio de cámara se complica porque la cubierta es muy rígida y hasta a Joserra le asolan las dudas ¿Retirada? preguntó. Mientras, nos adelantan varios grupillos entre los que se encontraban los de la cabra, nuestros amigos y rivales. Justo al terminar de arreglar la rueda nos alcanzaban dos ciclistas escoba de la organización. Parece que oficialmente somos los últimos…la carrera iba a ser larga.
Emprendemos marcha con los dos chavales de la organización y empezamos a subir la rambla del cañal a buen ritmo. Nico muy animado y Joserra y yo desgastando un poco más de la cuenta. A los pocos kilómetros encontramos un pinchado de otro corredor que hace que dejemos de ser los últimos. Yuhu, ¡a tope de nuevo! Pero de repente, ¿agua? ostras, no llevo agua, Joserra tampoco lleva…. Nico por suerte lleva un bidón que nos salva hasta el primero avituallamiento.
Pero antes de llegar al mismo, aún nos esperaba tela. Primero una zona técnica en la que apenas se podía rodar y después un puerto con rampas que parecían paredes.
Cuando ya salimos a zona despejada podíamos ver no muy lejos al grupo de la cabra. Nico que se encontraba bien tiró por delante, les dio caza en un momento dado y se lanzó como nunca en una bajada trepidante. Parece ser que se asustó al darse cuenta que nos había sacado mucha ventaja; de hecho volvió en nuestra ayuda. Simplemente el puerto se nos había hecho más duro que a él. Al bajar el puerto se encontraba el primer avituallamiento y nuestro tercer parón. Nos pusimos las botas: aquarius, agua, naranzas, plátano, palmeritas, manzana… en fin, un festín en condiciones.Ya llevábamos 26 km y descontando para el final.
Seguimos marcha y empezamos a subir el segundo puerto. No sabría decir si era más duro que el primero, pero desde luego después de más de dos horas en bici a mí se me hizo muy cuesta arriba. El porcentaje de rampa era realmente alto, lo que hacía que ciertas cuestas pudieran conmigo y tuviera que bajarme de la bici. Entre tanto Joserra pinchó, otro parón y nos volvieron a coger los dos ciclistas de la organización; volvíamos a ser los últimos oficialmente.
A partir de aquí no recuerdo mucho, sólo mucho sufrimiento, los cuádriceps me pinchaban y me hacían amagos de calambres…a duras penas llegamos al segundo avituallamiento en el km 34. Aquí nos juntamos con 6 o 7 ciclistas que iban reventados y ya nos dijeron que íbamos 10 min fuera de tiempo. Nos advirtieron que podíamos acortar y evitarnos 7 u 8 cuestarrones de la muerte que suponían cerca de una hora más, pero aún así nos dieron la oportunidad de seguir por el camino normal.
Dude mucho debido a los avisos de calambres de mis cuádriceps pero… ¡Hemos venido a hacer la carrera! me dije. Craso error, apenas 5 o 6 cuestarrones más alante, en el km 38, en la hermita de la Purísima, mis piernas dijeron basta y ahí terminó mi carrera. Me quedé engarrotado con mucho dolor :(.
El momento de subirme al todo terreno escoba fue duro moralmente pero la experiencia muy positiva. De todo se aprende y… supongo que a la próxima carrera habrá que ir más descansado, sin prisa para hacer los estiramientos necesarios, con más entrenamiento y sobre todo, con más días de casa rural para coger fuerzas :).
Joserra y Nico terminaron de subir un par de cuestas duras que quedaban y ya unos cuantos de kilómetros de bajada hasta la meta, que por cierto estaba ya desinchada…
Y ya celebrando los tres en el podium!
Y por último la ruta grabada con el gps hasta el km 38…
PD: Si quieres leer la crónica de la XVIII Marcha MTB Bahía de Mazarrón desde el punto de vista de Joserra puedes hacerlo aquí: Crónica XVIII Marcha MTB Bahía de Mazarrón.