Siempre me ha llamado la atención la ignorancia y el desconocimiento que gasta el españolito de a pie con nuestra historia. Ojo, no sólo eso; nos es completamente indiferente, nos la repamfinfla. Incluso nos enorgullecemos de ello como buenos paletos que somos, a pesar de nuestros móviles ultima generación. Quizás sea que sufrimos una suerte de complejo histórico a raíz de la caída del imperio, complejo acentuado además por la Leyenda Negra que todavía hoy algunos se creen; quizás porque gracias a varias décadas de Dictadura acabamos hasta los susodichos de ser el pueblo elegido de Dios y de vivir por y para la gloria de la Madre Patria Inmortal; por supuesto, tampoco ha ayudado el hecho de padecer una serie de gobiernos que, ya en la democracia y probablemente como reacción a ese oscurantismo patriótico del Tío Paco, han evitado nombrar lo más posible la palabra España y todo lo relacionado con ella por miedo a ser tildados de “fachas”

Blas de Lezo, Gonzalo Fernández de Córdoba, Juan de Austria, Álvaro de Bazán… En otros países serían héroes nacionales y sus vidas se las sabrían de pé a pá casi todos los estudiantes. No obstante, esto es Spain; ni cristo les conoce. Para colmo, hablamos de hombres de acción, personas cuya vida hoy es “políticamente incorrecta”, puesto que como todos sabemos al ejército sólo se va para ejercer acciones humanitarias y repartir florecillas. Nada; en el mundo de la paridad y el talante no es cuestión de contaminar las mentes inocentes con hazañas bélicas…

Blas de Lezo

Blas de Lezo

Lógicamente, si evitamos volver atrás y aprender de nuestra historia, está claro que la épica no va a ir con nosotros, que diría Goyo Jiménez en Los americanos. Y es que este gran humorista lleva más razón que un santo; sólo hay que ver el cine de un sitio y de otro. El primero, lleno de grandes películas sobre figuras y acontecimientos relevantes de la cultura estadounidense, o de la anglosajona por cercanía y herencia común; el segundo… Tetas, tacos, guerra civil (nunca unos tópicos fueron tan ciertos), y, por dios, no nos salgamos de la comedia o el drama que nos acusan entonces de no hacer cine “serio”. Braveheart contra Los lunes al sol. Por goleada, oiga.

Y llegamos ahora aun escalón superior en el top del pasotismo histórico: La Región de Murcia, mi tierra, coño. Si alguien piensa como un servidor y comparte el descontento hacia el voluntario olvido al que sometemos a quiénes caminaron por estos andurriales hace siglos, que se venga para el Sudeste. No Typical. En todos los sentidos.

“¿El Rey Lobo? ¿Mande? ¿Ése es del Warhammer, no?”

“¿Alonso Fajardo “El Bravo”? Creo que jugaba en el CB Murcia, si no me equivoco…”

Y porque a Saavedra Fajardo y al Marqués de Floridablanca les tocó la lotería y han gozado de sendas exposiciones recientemente, que si no…

En fin, no voy a ahondar más en el tema, especialmente a nivel nacional, que para eso ya está el amigo Reverte en su columna dominguera ejerciendo de “carca amargao” con más arte que cualquier otro. Voy al grano: Aquí les dejo algo interesante tanto para los murcianos curiosos, como para aquellos del resto de España a los que les inquieta saber de dónde venimos (y porqué no vamos a ningún lao).

Extractos de La Guerra de la Independencia de José María Queipo de Llano, Conde de Toreno (Primera parte):

“Cuando Blake se incorporó al ejército, se hallaba éste repartido en Murcia, Elche, Alicante, Cartagena y pueblos de los contornos; algunos batallones estaban destacados en la Mancha, sierra de Segura, y frontera de Granada, en donde permanecía la caballería, extendiéndose hasta cerca de Huéscar”

(…)

“Informado Blake de los intentos del enemigo, preparóse a recibirle. Agrupó sucesivamente en la huerta de Murcia sus tropas, y las colocó de esta manera: la quinta división, al mando del brigadier Creagh, ocupó la derecha en Añora; detrás guarnecía un batallón el monasterio de jerónimos, teniendo apostaderos por la izquierda hasta el río; delante se plantaron cuatro piezas de artillería. (…) la primera división al mando del general Elío, estaba cerca de Alcantarilla, en la Puebla.

Dispúsose además la inundación de la huerta; medio oportuno, pero no del todo hacedero, ya por no ser nunca, y menos en aquella ocasión, muy caudaloso el Segura,” (…)

Una imagen de la huerta murciana y del río Segura

Una imagen de la huerta murciana y del río Segura

“Manifestaron los paisanos grande entusiasmo y mucha docilidad; perfecta armonía reinó entre ellos y los soldados. Blake, declarando a Murcia amenazada de inmediato ataque, la sometió al solo y puro gobierno militar; providencia que las autoridades respetaron, y que en aquel lance obedecieron con gusto”.

(…)

“Según los enemigos se aproximaban, daban aviso de todos sus pasos al general Blake los alcaldes de los pueblos y muchos particulares con rara puntualidad, llegando a su colmo la diligencia de todos. Los franceses aparecieron el 28 de Agosto en Lebrilla, a cuatro leguas de Murcia, y nuestros jinetes se situaron en Espinardo, con puestos avanzados sobre el río Segura. El partidario Villalobos, que había acompañado a Freire, se colocó en Murcia.

Luego que el general Sebastián llegó a Lebrilla hizo varios reconocimientos; y arredrado del modo con que los nuestros le aguardaban, se apartó del intento de penetrar en Murcia, y en la noche del 29 al 30 se replegó a Totana. Hostilizáronle en la retirada los paisanos, particularmente los de Lorca, y en esta ciudad y en otros pueblos cometió el francés mil tropelías. Bien le vino a éste no insistir en la empresa proyectada, pues a haber padecido descalabro, como era probable, en los laberintos de la huerta de Murcia, toda su gente hubiera sido muy maltratada, ya por los habitantes de este reino, ya por los de Granada, cuyos ánimos se encrespaban, acechando la ocasión de escarmentar a sus opresores. Haberse expuesto a tal riesgo, y cansado inútilmente la tropa con marchas y contramarchas de más de cien leguas en estación calurosa, fueron los frutos que reportó Sebastián de una expedición que de antemano había pregonado como fácil”.

Napoleón solía referirse a la guerra en la península ibérica como la úlcera española

Napoleón solía referirse a la guerra en la península ibérica como la úlcera española

[ad code=3]